La muy católica Irlanda vivió durante el siglo XX la actuación de la dureza de una moral católica dominada por la ocultación y la represión de las conductas individuales que consideraban al margen de los preceptos religiosos. Los derechos civiles de cientos de mujeres fueron encerrados como Magdalenas, como pecadoras; no los ejercitaron. Estas mujeres narran su experiencia.
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